Uno de los grupos humanos más vulnerables a la violencia es sin duda el de la infancia con discapacidad. Sin embargo el rango de la vulnerabilidad se extiende también a personas, de todas las edades, asociadas con la pobreza, que viven en aislamiento, inseguridad e indefensión, que puede conducir al riesgo de la exclusión y presentar múltiples carencias en el desarrollo de la vida social y comunitaria.