Enfermedad mental en los jóvenes
- DEFINICIÓN
- TDAH
- CONDUCTA ALIMENTARIA
- SÍNTOMAS NEGATIVOS
- OTROS SINTOMAS
¿Qué es la esquizofrenia infantil?
La esquizofrenia es un trastorno psiquiátrico grave que comienza en la mayoría de los caso en la edad adulta, con menor frecuencia en la adolescencia, siendo bastante rara en las edades previas a la adolescencia. No obstante, se han descrito algunos casos de inicio precoz antes de los 9 años. Se desconocen las causas que originan la esquizofrenia, aunque se investigan alteraciones en el desarrollo madurativo del cerebro por diferentes factores, además se ha detectado una mayor frecuencia de aparición de este trastorno en hijos de pacientes esquizofrénicos por lo cual se piensa en factores hereditarios.Síntomas de la esquizofrenia infantil
Después de esta fase de inicio aparecen los siguientes síntomas:- Delirios: Consistentes en preocupaciones extrañas referentes a su propio cuerpo, se ve transformado o diferente, y como si tuviese máquinas o personas dentro de él.
- No distingue lo que es la realidad de la fantasía y se preocupa excesivamente por temas extraños como planos del metro, mapas, horarios, animales.
- Pueden tener ideas fantásticas acerca de poderes sobrenaturales, magia, monstruos o seres extraños.
Alucinaciones
En forma de voces que proceden de fuera de sí mismo, que dialogan, le dan órdenes o comentan cosas acerca de él.Pensamiento alterado
Se manifiesta como un lenguaje sin intención comunicativa y con ausencia de lógica en la construcción de las frases. Sus respuestas pueden estar fuera de contexto, utiliza palabras inapropiadas o inventadas por él, repiten las últimas palabras que se les dice, utiliza inadecuadamente los pronombres refiriéndose a sí mismo. Alteraciones de la motilidad con posturas y gestos extraños, rigidez de cuerpo e inquietud excesiva.Consejos en la esquizofrenia infantil
Hay que indagar si los niños o los adolescentes han consumido sustancias capaces de producir alucinaciones o delirios. Hay que diferenciar la esquizofrenia infantil de otras psicosis infantiles como el Autismo, con el que se puede confundir. En general, el autismo empieza en edades más tempranas, no aparecen alucinaciones ni delirios, el curso del trastorno es crónico y el tratamiento farmacológico es menos eficaz que en la esquizofrenia infantil. El pronóstico depende de la instauración precoz del tratamiento. En una cuarta parte de los casos se obtiene una remisión completa de los síntomas aunque hay que conservar el tratamiento varios años para evitar recaídas. Otra cuarta parte tiene una remisión parcial conservando algunos de los síntomas y en el cincuenta por ciento restante persiste un cuadro residual grave que afecta al funcionamiento cognitivo, afectivo y social. El tratamiento de este trastorno lo coordina un psiquiatra infantil y comprende varios aspectos- Farmacológico con neurolépticos en cuanto aparezcan los primeros síntomas y para evitar recaídas. Está demostrado que cuanto antes comience el tratamiento mejor será el pronóstico y menor será el deterioro psicológico.
- Apoyo psicoterapéutico y familiar.
- Tratamiento rehabilitador en el caso de deterioro importante.
- Si nuestro hijo siente excesivo miedo o incluso pánico en determinadas situaciones
- En ocasiones tiene la sensación de que no puede respirar, suda en exceso, se queja de “hormigueo” en el estómago o dolor en el pecho o en el estómago
- Está tenso, inquieto, va continuamente al aseo a orinar
- Los más pequeños no saben que están nerviosos, pero se les ve irritables, que lloran “a menudo” por nada, enmadrados o empadrados, duermen mal, les cuesta conciliar el sueño, se despiertan frecuentemente, tienen pesadillas, también pueden quejarse de “dolor de tripa” o decir que están “malitos”.
Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad
Durante los primeros años de vida, muchos de los niños que padecen este trastorno ya presentan algunos síntomas, pero es al empezar la escolaridad cuando se pondrán más de manifiesto.
¿Cuándo se inicia y cuánto dura el trastorno?
Está presente en el 3-5% de los niños en edad escolar. En la mayoría de los casos se mantiene durante la niñez y al llegar a la adolescencia la hiperactividad motora mejora, pero al menos una tercera parte de los casos continúan durante la edad adulta. Por otro lado, aún mejorando sus síntomas, pueden dejar importantes secuelas al afectar a las relaciones sociales, al aprendizaje y a la vida familiar.
¿Cómo se manifiesta el TDAH?
El niño que padece un TDAH presenta, entre otros síntomas: dificultades importantes para prestar atención, errores frecuentes por descuidos, dificultades para completar tareas escolares, impaciencia, inquietud constante, pierde cosas y olvida tareas, parece no escuchar, contesta antes de acabar la pregunta, se levanta del asiento en exceso, corre o se sube a los sitios en momentos inapropiados, habla en exceso, le cuesta jugar en silencio, interrumpe constantemente a los demás cuando hablan, etc. En la adolescencia mejora la hiperactividad motora, pero la inatención persiste y, en menor medida, también la impulsividad.
infantil.
¿Cómo se diagnostica el TDAH?
Su alta prevalencia y la posibilidad de su mejoría mediante tratamiento médico justifican que todo niño de entre 6 y 12 años que presente hiperactividad, impulsividad y/o dificultades atencionales, así como bajo rendimiento escolar o trastornos del comportamiento, pueda recibir una evaluación médica suficiente para descartar que padezca este trastorno.
Siguiendo las recomendaciones del Instituto Norteamericano de Salud Mental (NIMH), el médico psiquiatra especializado en infancia y adolescencia es el profesional más indicado para realizar dicha evaluación diagnóstica. Ello se debe a que es el único profesional de la salud capacitado tanto para realizar su diagnóstico diferencial con otros trastornos mentales como para abordar su tratamiento global (no solo farmacológico), así como el de sus posibles complicaciones. No obstante, el papel del pediatra de Atención Primaria a la hora de establecer la sospecha inicial es crucial para su detección temprana.
Debe recordarse que, como en tantas otras enfermedades, no existen pruebas específicas (de laboratorio, de neuroimagen) que permitan afirmar o descartar su diagnóstico, por lo que este es fundamentalmente clínico. Dichas pruebas son en general inútiles (y caras), y solo necesarias en casos concretos para descartar otras sospechas diagnosticas fundamentadas.
¿Cuál es el tratamiento?
El tratamiento correcto, científicamente demostrado como eficaz en el TDAH, debe ser multidimensional (incluir intervenciones farmacológicas, pedagógica y psico-social), y dirigido a sus tres áreas de desajuste: niño, familia y escuela. No obstante, debe señalarse que, en España, el desarrollo tanto de las diferentes leyes educativas como de los planes de salud mental apenas ha tenido en cuenta estas necesidades, por lo que hoy por hoy su disponibilidad es parcial y limitada, quedando muchas veces reducida a lo farmacológico.
Cientos de estudios han demostrado que la medicación mejora el rendimiento atencional y la conducta exhibida en el TDAH. La primera línea farmacológica la siguen constituyendo los psicoestimulantes (principalmente el metilfenidato) aunque en la actualidad se han desarrollado algunos fármacos no psicoestimulantes (como la atomoxetina). Otros medicamentos, como la risperidona y otros antipsicóticos, algunos antidepresivos, la donidina y ciertos antiepilépticos pueden ser útiles en casos concretos.
Consejos de actuación
Si está preocupado por un posible trastorno de alimentación de un hijo, dígaselo de forma directa, clara y sin crítica.
Evite comentarios sobre su aspecto físico, pues aumentarían la obsesión por la imagen corporal.
Muestre interés por otros aspectos de la vida de su hijo: estudios, amigos, aficiones, etc. Un diálogo abierto, un interés por su forma de pensar, sentir, y sus actividades, una escucha activa y constante permiten conocer bien a los hijos.
Entienda que niegue el problema y que muestre rabia al ser descubierto. Evite actitudes de dureza que sólo conducen a enfrentamientos y acaban dando lugar a efectos opuestos a los perseguidos.
Establezca normas claras y negocie las consecuencias de no cumplirlas y de cumplirlas.
Si el trastorno está iniciándose, establezca un plan con su hijo que le permita mejorar y si no lo cumple o no mejora, pida ayuda a un profesional.
Durante las comidas no hable de alimentación ni temas relacionados. Intente hacer al menos una comida en común con toda la familia para dialogar, conocer los incidentes de cada uno, comentar acontecimientos, expresar opiniones, sentimientos y emociones, sin que se sienta interrogado. Hacer que sea un espacio acogedor, atractivo e incluso divertido.
No hable continuamente de la conducta disfuncional pues en cierta forma se refuerza.
Proporciónele nombre de profesionales donde pueda acudir a pedir ayuda.
Si presenta síntomas importantes, los padres deben acudir a solicitar ayuda y en caso de estar en peligro la vida de su hijo, llevarle a un centro hospitalario.
Evite actitudes de rechazo, enfado o impaciencia pues intensificarían los síntomas. La evolución es lenta e irregular, no pretenda una recuperación inmediata. Si se niega a comer no insista y señálele que se hace cargo de la dificultad que tiene para comer.
Evite dar consejos a alguien que ya ha iniciado un tratamiento.
No interfiera en el tratamiento y siga las recomendaciones de los profesionales.
Transmita confianza y esperanza.
"Son las características, facultades y rasgos del carácter que la persona con enfermedad mental tenía antes del trastorno."
EMPOBRECIMIENTO AFECTIVO
Empobrecimiento de la expresión de las emociones y los sentimientos, disminuye la capacidad emocional.
Se manifiesta en aspectos del comportamiento como: la inexpresión facial, los movimientos espontáneos disminuidos y el escaso contacto visual.
RETRAIMIENTO EMOCIONAL
Es la falta de motivación interés y participación.
Se manifiesta en: Problemas con el aseo y la higiene, falta de persistencia en el trabajo, escuela o cualquier otra tarea.
AISLAMIENTO
Tendencia a refugiarse en su propio mundo y evitar la compañía de los demás.
Pérdida de interés en las relaciones sociales.
SÍNTOMAS DE DESORGANIZACIÓN
Desorganización del pensamiento
PENSAMIENTO DESORGANIZADO
Incapacidad para estructurar y organizar los pensamientos. Se manifiesta por un discurso desestructurado e incoherente. Ideas extrañas, irracionales o grotescas.
INCONGRUENCIA AFECTIVA
El efecto expresado es inapropiado o incongruente con el estado de ánimo.
Por ejemplo: reacciones fuera de lugar, como llorar ante algo divertido o reírse cuando se habla de temas serios.
CONDUCTAS EXTRAVAGANTES
Comportamientos excéntricos, ilógicos o absurdos.
Vestimentas extrañas.
SÍNTOMAS DE AFECTIVOS
Angustia, tristeza, sentimiento de culpa
DEPRESIVOS
Angustia, desesperanza, sentimiento de minusvalía y desamparo, ideas de suicidio.
Ansiedad, sentimientos de culpa.
MANIACOS
Euforia.
Exaltación patológica del estado de ánimo.
Excitación.
Grandiosidad.
MIXTOS
Irritabilidad, cambios bruscos de humor, enfados
SÍNTOMAS COGNITIVOS
Problemas en funciones ejecutivas básicas
Problemas en la concentración, la atención y la memoria