TRASTORNO BIPOLAR
El trastorno bipolar es un trastorno mental que afecta a los mecanismos que regulan el estado de ánimo. La persona que sufre un trastorno bipolar pierde el control sobre su estado de ánimo y éste tiende a describir oscilaciones más o menos bruscas, que van desde la euforia patológica a la depresión.
En este sentido cabe señalar, que todos tenemos oscilaciones anímicas normales. No obstante en los trastornos bipolares estas variaciones del humor son extremadamente intensas y se mantienen varios días, incluso meses y años en el tiempo y no están relacionadas con situaciones del exterior. (duelos, problemas económicos, separaciones…)
Los trastornos bipolares se clasifican en función de su tipo de presentación. Se dividen principalmente en:
Ha habido al menos una fase maníaca que ha durado más de una semana. Algunas personas con Bipolar I tendrán solamente fases maníacas, aunque la mayoría tendrá también periodos de depresión.
Si se tiene más de una fase depresiva severa pero solamente fases maníacas moderadas (llamadas hipomaníacas).
Si se tienen más de cuatro fases en un periodo de doce meses.
Los cambios del estado de ánimo no son tan intensos como en el trastorno bipolar completo pero pueden duran más. La ciclotimia puede convertirse en trastorno bipolar.
Para considerar que una persona está presentando un episodio de manía tienen que darse al menos cinco de los siguientes síntomas:
Los episodios mixtos se presentan síntomas maníacos y depresivos de forma simultánea. Los síntomas más característicos son:
Para considerar que una persona está presentando un episodio depresivo tienen que darse al menos cinco de los siguientes síntomas, durante, al menos, 2 semanas:
Los trastornos bipolares presentan una clara predisposición genética. Pero una cosa es la carga biológica que se pueda tener y otra es presentarlo. ¿De que depende? De la interacción de estos factores genéticos con los ambientales.
Así pues, la vulnerabilidad genética que una persona pueda tener para padecer un trastorno bipolar, no es determinante para manifestarla; la interacción con el medio ambiente que nos rodea y nuestra interrelación será lo que determinará o no su presencia.
Los factores ambientales que aumentan la probabilidad de que una persona con una carga genética padezca un trastorno bipolar son: el consumo de sustancias (hachís, cocaína…), la aparición brusca de acontecimientos con una carga emocional intensa (p.e. fallecimiento de un familiar, una mudanza), presencia de situaciones de estrés mantenidas (p.e. el cuidado de una persona enferma).
El trastorno bipolar puede ser extraordinariamente difícil de diagnosticar ya que comparte muchos síntomas con otro tipo de enfermedades. Para poder hacerlo correctamente, los profesionales deben hacer un análisis diferencial, con las enfermedades con las que el trastorno bipolar, comparte algunos síntomas.
Trastornos bipolares vs Esquizofrenía En el trastorno bipolar Tipo I, al igual que en la Esquizofrenía o un trastorno psicoafectivo, pueden aparecer síntomas psicóticos.
Sin embargo, en el trastorno bipolar los períodos con síntomas psicóticos solo aparecen asociados a los episodios afectivos. Al igual que en la esquizofrenia, el trastorno bipolar también puede evolucionar a un deterioro cognitivo pero con un patrón diferencial, el áreas de mayor afectación en el Trastorno Bipolar, serían las funciones ejecutivas, mientras que en la esquizofrenia, están afectados una mayor cantidad de procesos cognitivos.
Trastornos bipolares vs Trastorno límite de la personalidad Los trastornos bipolares y el trastorno límite de la personalidad, se caracterizan por presentar inestabilidad afectiva, impulsividad, episodios de ira y trastornos de conducta. Diferenciar las dos patologías puede requerir una observación prolongada
La terapia farmacológica es imprescindible en el tratamiento de los todos los trastornos bipolares, tanto durante las fases agudas de la enfermedad como durante los periodos de eutimia.
Los fármacos más comúnmente empleados es la combinación de eutimizantes (p.e. litio, valproato, lamotrigina) con algún neuroléptico (aripiprazol, quetiapina).
En cuanto a las intervenciones psicosociales se ha demostrado que, durante los períodos de eutimia, su combinación con el tratamiento farmacológico mejora de forma significativa la evolución de la enfermedad, reduciéndose el número de episodios bipolares y aumentando su calidad de vida.